Es docente, ganó un concurso para acceder a un cargo pero la dejaron sin trabajo
Se trata de Dayana González, una joven de Los Cajones. Aunque posee todas las pruebas que indican las desprolijidades que sufrió, no logra que se haga justicia con su situación. Ya hay denuncias formalizadas; irá a juicio. Todos los detalles de un caso "indignante".
Dayana González, de 30 años, es profesora de Educación Primaria. Tiene un hijo de 10 años y actualmente enfrenta una durísima situación: está sin trabajo producto de la impericia de las autoridades de la Junta de Clasificación y de Educación. Aunque cuenta con todas las pruebas que indican que tiene razón, los funcionarios tomaron otro camino que la perjudicó completamente. Asegura que han archivado y "cajoneado" diferentes instancias. Sus acusaciones están formalizadas, hay denuncias y confirmó que irá a juicio.
Los hechos
Dayana trabajaba en la Escuela Nº 10 "Juan Esteban Vacca", de Alto Pencoso. De acuerdo a lo que informó en diálogo con El Diario de la República, allí estuvo por 4 años, completando una suplencia. Como el docente en cuestión no se jubilaba, no quedaba titular. Y esa situación la llevó a ir en busca de un concurso que le diera más estabilidad laboral (algo que hacen todos los docentes). Concursó en un cargo publicado el 18 de marzo, en la Escuela Nº 234 "Armada Argetina" en Los Cajones, donde tiene domicilio. El 20 de marzo sale el orden de mérito y quedó en cuarto lugar.
Sin embargo, pudo advertir ciertas cuestiones que le daban la chance de impugnar el cargo. Uno de los docentes que estaba por encima en el orden de mérito, no tenía domicilio en el lugar, otro no completó el cuil en el DJ 02 y había otro que tenía un cargo en una escuela de la provincia de Córdoba. Dayana planteó esa circunstancia.
Desde entonces la citaron a Gestión Educativa, mediante un correo electrónico firmado por Cristina Ramírez. El viernes 21 se presentó en el Ministerio de Educación y la recibió la funcionaria mencionada, acompañada de una asesora. Esta mujer, propone tener la reunión en un espacio "más privado", con lo cual se dirigieron a una oficina que está en remodelación.
Lejos de brindarle una solución, Dayana fue hostigada con cuestionamientos a su acción: le preguntaban constantemente cómo había conseguido la documentación con la que impugnó a los aspirantes. Ese ecuentro duró 2 horas, a puerta cerrada. "La señora Cristina me dijo: así nunca vas a obtener un cargo en esta provincia. Salí llorando", lamentó la joven profesional.
Un giro de timón y una decisión inentendible
Luego de la reunión y el mal rato, Dayana recibió un mail donde se consignaba que hacían lugar a su impugnación. Pero la modificación del orden de mérito dejó en primer lugar a una colega que tenía domicilio en Lafinur.
Sin embargo, luego de un ínterin de idas y vueltas, hicieron lugar a su planteo. Le llegó un correo para aceptar el cargo y, lógicamente, Dayana dio el ok.
Es así que, según contó (mostrando las pruebas correspondientes), el director de la institución le envió un audio en el que le indicaba que debía esperar documentación de la Junta de Clasificación para convocarla. A las horas le envió otro mensaje expresando que los papeles estaban en la escuela, la felicitó por el cargo.
Previo a todo eso, Dayana había renunciado de manera formal a la Escuela 10, como corresponde para los pasos legales. Sin embargo, cuando se presentó a trabajar, hubo un llamado de Junta "pidiendo que no se realizara la toma de posesión". Nadie la notificó formalmente de ello, Dayana se enteró sobre la marcha.
Asimismo, cumplió su horario laboral.
Dayana, absolutamente agotada y decepcionada por toda la vivencia, viajó a San Luis y presentó un recurso de amparo, dando cuenta de las irregularidades. Ramírez no quería recibir los planteos.
El 31 de marzo, se presentó en el Ministerio y entregó la documentación del abogado; le abrieron un expediente. Allí una mujer, Raquel Acosta, pidió hablar con ella. Dayana entró en pánico y no pudo contener las lágrimas. Le dijeron que se quede tranquila y comenzaron a ofrecerle cargos de varias escuelas. Dayana dejó en claro que ella no pedía nada extraordinario, solo quería lo que le correspondía: el cargo que había ganado justamente.
El ninguneo de las autoridades
La joven envió una nota a Poggi, detallando específicamente todo lo que afrontó. En el texto están consignadas todas las pruebas de lo que dice. Dayana tuvo que soportar que la traten de mentirosa, que la desprecien, que le archiven sus planteos. Pero también tuvo que aguantar el silencio, ese silencio que incomoda y que indigna frente a la injusticia.
Fue así que un día, el 1 de abril, después de quedarse sin respuestas en una de sus tantas visitas a Terrazas, se enteró que el Gobernador estaba en la Legislatura, a instancias de la Asamblea Legislativa, y se dirigió al lugar para tratar de hablar con el mandatario provincial. Como era de esperar, no pudo dialogar con Poggi (tiempo después sí logró entregarle una nota) consiguió hablar con el ministro Guillermo Araujo. Le contó toda su situación, la escuchó y le dijo que "Junta es independiente". En criollo: se lavó las manos.
Lo más indignante es que luego de ese encuentro, se comunicó Celeste García, de Desarrollo Social. Por orden de Araujo, se comunicaron para ofrecerle ayuda social. Cuando Dayana solo buscaba obtener lo que le correspondía, trabajo, el Gobierno le propuso una dádiva. Y el trabajo que quiere Dayana no es un capricho, lo había ganado. Si en medio de los papeleos hubo desprolijidades por parte de los responsables, es otra cuestión. Pero a ella la llamaron, le ofrecieron el cargo, lo aceptó y luego la dejaron a la deriva.
"Tengo pruebas de todo. Voy a iniciar un juicio. Estoy así desde marzo. Tengo un hijo de 10 años, imagínese cómo estoy. Le hice una denuncia a Cristina Ramírez en el Poder Judicial y a la abogada. ¿Qué pasó con eso? nada, archivaron todo", concluyó.


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